Me molesta un poco que estén criticando en algunos medios las formas voluptuosas que ha adquirido el cuerpo de Hilary Duff tras dar a luz. Los que dicen que les da pena que ya no tenga el cuerpazo que tenía antes y que ojalá lo recuperen pronto se ve que no han pasado por un embarazo en su vida. Hilary ha dado a luz hace menos de un mes, y está más que estupenda así como está, con sus curvas de mamá feliz y contenta.
Aquí la tenemos vestida toda de negro, quizás para disimular los rollitos. Claro que lo que es imposible que consiga disimular es el pedazo de escote que le ha quedado ahora que tiene que amamantar a su querido Luca Cruz. Si Hilary ya era de escote generoso, ahora que es mami en estado de dar el pecho a su criatura es normal que se le ponga como se le ha puesto. Y gracias a eso la vemos más adorable todavía.
Claro que el color oscuro y ese cuello tan alto hacen que parezca que está más dotada de lo que está. Si hasta da la sensación de que está agotada y cansada, pero es algo muy normal con un bebé tan pequeñito. Ya ha puesto en su Twitter que se levanta de madrugada para dar de comer a su niño, y que es todo un trabajo, aunque eso sí, de lo más gratificante.
El trasero también se le ha puesto macizo. Ya vimos que donde primero se le empezó a notar el embarazo. Y claro, usando mallas se le nota aún más. ¿Pero os creéis que le importa? Más aún, ¿es que acaso le tiene que importar lo que pensemos de su trasero?
Pero claro, es normal que nos fijemos en cómo le ha cambiado el cuerpo. De siempre Hilary ha sido una chica voluptuosa (¡que no gorda! sino con sus carnes bien puestas, no confundamos). Y cuando le dio por estar más en forma y delgadita fue cuando se quedó embarazada. Seguro que recupera el tipo rápidamente, pero mientras que disfrute de su hijo y de su curvatura, que la mujer que ha sido mamá siempre será bella, esté más o menos gordita.
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