Desde hace poco tenemos en nuestra cocina un nuevo utensilio: un tajine. Para los pocos que no lo conozcáis, se trata de una cazuela de barro típica de los países del norte de África que resulta muy útil para cocinar sin que se pierda en la cocción la sustancia de nuestros ingredientes. El calor se concentra en el interior del tajine y permite cocinar de manera uniforme y a fuego lento pescados, carnes y verduras. El resultado es un plato muy sabroso que conserva muy bien la temperatura una vez apartado del fuego y resulta muy agradable de comer. Esta es la receta que utilizamos para estrenarlo.


Ingredientes: Trozos pequeñas de pechuga y contramuslos de pollo1 calabacín1 puerro2 tomates1 cebolla3 dientes de ajo2 pimientos verdes1 zanahoria1 cucharada de tomate fritoCiruelas Dátiles sin huesoEspecias ras el hanutAceite de olivaPerejilSal

Preparación: Echamos en el tajine tres cucharadas de aceite. Doramos el pollo y lo apartamos. A continuación, rehogamos la cebolla y el ajo. Incorporamos las verduras bien lavadas y cortadas en trocitos pequeños. Mezclamos todo bien y añadimos el pollo, las especias, los dátiles, las ciruelas y la sal. Removemos bien, tapamos el tajine y cocemos a fuego lento. En algunas recetas indican que se añada caldo o agua para la cocción pero comprobamos que con el agua que sueltan las verduras no es necesario.

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